Canciones de Pachi [XXV]

cancionesdepachi25Holaquétal, estimados visitantes. Saludos desde aquí, el norte. Instalados en lo que parece el invierno eterno, sin apenas noticias de la primavera ni del sol. No están ni parece que se les espere en un futuro próximo. Se lo pone fácil a los meteorólogos. Lluvia, viento, frío y arriesgando un poco, algún claro y algún rayo de sol despistado colándose entre las nubes. Sin pasarse, tampoco, no vaya a ser. No hay fallo posible con el puto pronóstico. Llevamos meses con la misma historia y aunque uno está acostumbrado, aburre, joder. Parece que el tema hasta tiene ya su parte de coña por ahí adelante. Una buena amiga, gallega, pero residente en Barcelona, me ha mandado hace unos días un correo con una imagen y apenas unas carcajadas o un chistecillo a juego:

instalando verano

Muy graciosilla, la colega, verdad? Es que me parto, niña. Se ve que no le da mucho a la informática. Es evidente que el fallo de la programación es debido a que primero, debería haberse instalado el módulo de la primavera gallega, que nos lo digan a nosotros. La gente se pasa de lista y va muy rápido saltando estaciones. Ya está pensando en su operación bikini, la playita, las terracitas, los helados y eso. Y claro, pasa lo que pasa con tanto experto suelto. No hay puta idea y aquí nos quedamos sin la primavera, pero nos comemos el anuncio de El Corte Inglés. Ese no falla, el muy cabrón.

Menos mal que, este fin de semana pasado nos concedieron una mínima tregua y pudimos disfrutar de las fechas que más me gustan aquí, en mi pueblo. Las que celebran la patada en el culo que le dieron a los gabachos allá en 1809, los festejos de la Reconquista. La zona vieja, el casco vello, engalanado de época para la ocasión, cientos de puestos para el buen comer y el mejor beber, otros tantos de artesanía y productos de la tierra, actuaciones, representaciones, muestras de oficios, miles de grupos de gaitas, panderetas y todo el rollo del país, las tropas francesas desfilando con el comandante Chalot al mando, Cachamuiñas derribando la puerta de la Gamboa, los paisanos dándoles las del pulpo a los gabachos y expulsándolos vía marítima en el puerto, todo petado de personal con ganas de fiesta, algarabía, con hambre y mucha sed. Todo tipo de pelajes conviviendo y disfrutando. Un ambientazo del copón.

Lo cierto es que cuando era más joven, el tema no estaba tan currado ni tan promocionado, ni la zona vieja estaba tan arreglada como ahora, más bien en un total estado de abandono, comparada con otras ciudades gallegas. Hasta me atrevería a decir que no le he hecho ni puto caso a esa historia, la mayor parte de mi vida. Apenas parar de camino a tomar algún chupito de lo que fuera y tirarle un rato los tejos a las chicas vestidas con el traje tradicional gallego. Pero de unos años para aquí, el tema ha cambiado bastante, cosa que me alegra y no me pierdo una, si puedo. Y como iba diciendo, el sábado hasta salió algún rayo de sol que acompañó e hizo más llevadero el puto frío y el gélido viento del norte. El domingo ya se jodió, volvió a llover intermitentemente, pero tampoco nada que no se sobrellevara con humor, ganas, una buena chupa o un socorrido paraguas. Además, como sólo se acercaron los valientes, hubo menos aglomeración y se estaba casi más a gusto. El que no se conforma es porque no quiere, dicen. Comer, beber, beber, beber, charlar, pasear, comprar, fotografiar, ver, bailar, descansar, comer, beber, beber, pasear, etc, etc. Un par de agradables días, en compañía de los colegas y disfrutando de la celebración y los rollos tradicionales. Y eso que nunca he sido amigo de las gaitas y las panderetas, más bien todo lo contrario. Pero el ambiente festivo y el movidón que se monta, consiguen inmunizar mi natural alergia gaiteira y disfrutarlo como un enano.

Bueno, después del habitual parte meteorológico y la promoción de mi pueblo para rellenar espacios, me pondré a hablar de música, que no deja de ser el principal motivo de la entrada. Una canción especial desde hace muchos años, aunque esta vez no tiene ninguna anécdota o recuerdo especial que la acompañe. Tan sólo la canción a pelo, porque sí, porque siempre me ha parecido que lo merece. Y porque ha aparecido en el momento justo, en una de esas sesiones aleatorias del iPod, mientras camino absorto en mis pensamientos por las calles, a veces, incluso sin prestar demasiada atención a lo que suena en los cascos. No es ese el caso de la canción que traigo hoy, que es de las que solicita o exige toda mi atención, de las que me centra al instante en su sonido, en su llamada, de las que nunca me ha pasado desapercibida, ya desde que suena su primer y característico riff de guitarra con el que nos da la bienvenida.

El tema no es otro que The Phoenix de mis queridos The Cult, sexto tema de su magnífico Love, publicado en el ya lejano 1985. Un tema que siempre me ha parecido magistral y extraño a la vez, que siempre me ha llamado poderosamente la atención desde la primera vez que lo escuché y que, además, lo sigue haciendo de la misma manera. Extraño porque, a veces, me da la impresión que no encaja en el disco, que lo rompe por la mitad, que se sale de ese estilo post-punk mezclado con lo gótico, para lucir de manera más intensa e incendiaria, alejándose con su dureza de la línea del disco, marcada por temas más suaves y digeribles como Nirvana, Love, Rain, Revolution, She Sells Sanctuary o Black Angel, por ejemplo.

The Phoenix parece algo aparte, algo más cercano al hard-rock que vendría más tarde, de la mano del Electric y para mi, emerge con una fuerza mágica de entre sus hermanas que le acompañan en el disco, distinta, desafiante e hipnótica, inflamada de personalidad desde ese primer riff abrasivo de la guitarra de Duffy. Guitarra que, para mi gusto, es la espectacular protagonista de la canción, con el permiso esta vez de la voz de Ian Astbury. Esa guitarra dura y endemoniada, que nos guiará, vestirá y dará vida a todo el recorrido, con un sonido cáustico, áspero, grave o afilado y que se ira enroscando, deslizando y reptando como una serpiente a lo largo de la canción, sin apenas pausa, sin casi respiro, creando una atmósfera infernal, opresiva y agobiante. El tremendo groove del duo bajo y batería le darán cobijo en su seno, sobre todo una gran labor en el bajo, que suena potente, marcado, palpitante y que retumba con contundencia marcando el ritmo sin piedad. La voz de Astbury, muriendo y renaciendo, oficia como chamán de esta ceremonia de oscuridad opresiva, alzando las manos y recitando que está en llamas y que es el siervo del deseo. A la atmósfera demencial se suman unos coros femeninos apocalípticos, como sonando desde otro mundo, como quemándose en el infierno, mientras la guitarra de Billy Duffy sigue ardiendo y atacando desde todos los ángulos, llenando el opresivo horizonte, dibujando riffs y punteos en total combustión, arrasando con el incendiario wah-wah, como una poderosa serpiente flamígera que se quiere colar en nuestro cerebro y llevarnos a la locura, como una especie de Hendrix infernal en pleno éxtasis. Siempre me ha parecido un gran guitarra, pero en este tema suena magistral, tocado por los dioses.

Escuchar este tema con unos buenos auriculares, unos buenos cascos y a buen volumen es vital para dejarse poseer por su atmósfera, llena de demencia, fuego y sicodelia, de fuerza demoníaca, para escuchar la potente y oscura magia que disparan esas guitarras, para sentir como se deslizan sinuosas y abrasivas entre las llamas, llenando todos los huecos de nuestro cerebro. A poco que nos dejemos ir, no nos costará imaginar a esa fantástica criatura mitológica, a ese ave fénix envuelta en llamas, sentir el abrasador calor mientras renace de sus cenizas, en medio del infierno. Fuego en la pira.

phoenix

Un auténtico estallido de energía y éxtasis a las seis cuerdas, de apenas algo más de cinco minutos, que a mi me resulta muy fácil de imaginar con su afilado sonido, muy fácil el dejarme llevar de su locura flamígera y sicodélica, imposible no prestarle toda la atención que merece, de sentir la necesidad de abrasarme con ella. Muchas veces la he prometido amor eterno cuando la escuchaba embelesado y otras tantas veces la he olvidado cuando su influjo termina y se evapora. Pero, como esa mitológica ave en llamas, siempre renace para recordarme mis promesas perdidas. Esta vez no la he dejado en el habitual olvido y la he traído a este espacio para rendirle justo homenaje, por esos momentos de placer que siempre me regala, esas sensaciones potentes y poderosas que siempre me guarda cuando, llevada por el azar, renace y me agarra con sus afiladas garras, para no soltarme hasta que vuelve a morir. Hasta siempre.

Bueno, espero que estas poéticas palabras que me he sacado de la manga, inducido por la canción que sonaba repetida una y otra vez en bucle, os hagan darle por lo menos una vez al play y probar esa magia o ese veneno, según el gusto de cada uno. Por una vez, el protagonista no es, en mi opinión, la gran voz de Astbury, sino el talento a la guitarra de su eterno compañero, que no amigo, Billy Duffy. Una canción que me resulta de una intensidad brutal, mágica, extraña, hipnótica, oscura, luminosa y sobre todo, llena de unas poderosas sensaciones que me hipnotizan con su sonido. Espero conseguir que compartáis algunas conmigo, al compás de esta recomendación.

Os dejo un par de tubos con The Phoenix. El primero no suena muy bien, pero se ve al grupo en faena, en aquellos, sus mejores años. El segundo suena mucho mejor, pero tiene una foto fija del grupo en la actualidad. Lo ideal sería poner las imágenes del primero y el sonido del segundo. Eso sí, si la escucháis, no dejéis de ser generosos con el volumen o perderá gran parte de esa poderosa magia que os he vendido. No me jodáis. Después del trabajito que me ha dado intentar convenceros.

The CultThe Phoenix
(Love, 1985)

«A phoenix from a pyre»

……………………………………………….

Yeah.
Oh, dig this.

Like the heat from a thousand suns that burns on,
rising ever higher.
A phoenix from a pyre .
My eternal desire.

I’m on fire.
I’m on fire.
I’m on fire.
I’m on fire.

Like a kiss from the lips of Ra that burns on,
the pleasures getting wilder.
Circling ever higher.
A servant of desire.

I’m on fire.
I’m on fire.
I’m on fire.
I’m on fire.

Like the heat from a thousand suns that burns on,
rising ever higher.
A phoenix from a pyre.
My eternal desire.

Like a kiss from the lips of Ra that burns on,
the pleasures getting wilder.
Circling ever higher.
A servant of desire.

I’m on fire.
I’m on fire.
I’m on fire.
I’m on fire.

Like the heat from a thousand suns that burns on,
rising ever higher.
A phoenix from a pyre.
My eternal desire.
My eternal desire.
My eternal desire.
My eternal desire.

Fire.

……………………………………………….

Sí.
Oh, desentiérralo.

Igual que el calor de mil soles que arden,
subiendo cada vez más alto.
Un ave fénix desde la pira.
Mi deseo eterno.

Estoy en llamas.
Estoy en llamas.
Estoy en llamas.
Estoy en llamas.

Como un beso de los labios ardientes de Ra,
los placeres que consigues son salvajes.
Dando vueltas cada vez más alto.
Un siervo del deseo.

Estoy en llamas.
Estoy en llamas.
Estoy en llamas.
Estoy en llamas.

Igual que el calor de mil soles que arden,
subiendo cada vez más alto.
Un ave fénix desde la pira.
Mi deseo eterno.

Como un beso de los labios ardientes de Ra,
los placeres que consigues son salvajes.
Dando vueltas cada vez más alto.
Un servidor del deseo.

Igual que el calor de mil soles que arden,
subiendo cada vez más alto.
Un ave fénix desde la pira.
Mi deseo eterno.
Mi deseo eterno.
Mi deseo eterno.
Mi deseo eterno.

Fuego.*

……………………………………………….

* Traducida de aquella manera por el de siempre.

Nos vemos.

4 comentarios en “Canciones de Pachi [XXV]

  1. Muy buen tema, sí señor! y has logrado haceros entrar en situación de maravilla con ese alarde poético con el que te has dejado caer.

    Dirás que se me va la cabeza…, me resulta ideal para un próximo recopilatorio de música para seducir, altamente erótica. Entro perfectamente en situación, con aquella morena imaginaria, noche de chimenea y bailes más que sugerentes, que han llevado a mayores, mientras suena tu ave fénix. Ya me imagino abrasándome con ella, dejándome llevar por su influjo hasta el éxtasis.

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  2. Hola, D’Angel. Gracias por el comentario.

    No era mi idea ese lado erótico con mi alarde poético, aunque bueno, tanto fuego, tanto calor y tanto siervo del deseo, ja,ja,ja,ja… mis sensaciones no iban tanto por ahí, pero siempre es cuestión de interpretaciones. Aunque por tu «presión» sobre el tema, me da que si pongo un tema de Sepultura le verás el lado «sugerente» igual, ja,ja,ja,ja… Por ahora, tengo ese tema aparcado, pero tú no te rindas.

    Nos vemos.

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    • jajajajaja, ya se sabe… los efectos de la primavera son devastadores. Lo cierto es que explicación del tema con ese arranque pasional que te salió, es perfecto para entrar en situación de la canción en sí, para dejarse llevar oyéndola… y tanto, tanto me he dejado llevar, que la imaginación ha volado, llevándome a esa otra faceta de sensaciones, jajajajaja

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